
Fue un 25 de mayo de 1624 que Don Juan de Meneses y Padilla funda el pueblo de Nuestra Señora del Prado de Talavera, aquellas tierras donde ya en 1554 un hombre conocido como Villasinda había intentado establecer un poblado para someter a los indígenas Jiraharas. La hoy conocida ciudad de Nirgua solo se levanto en 1628, después de una fuerte lucha con las tribus de esta zona, como los Niruas, indígenas que dieron todo por la paz y respeto de estas tierras, justamente de ellos proviene el nombre de este poblado que esta a la orilla del río que también hoy se llama Nirgua.
Son las Ruinas del Fuerte San Vicente la mayor muestra de la lucha tan marcada entre conquistadores y las tribus de la zona, hablamos del único en su estilo en Venezuela, porque no lo construyeron para vigilar y proteger las costas, sino esta vez una montaña.

Cuando se visita a Nirgua se busca adentrarse en los caminos del campo, disfrutando del turismo rural, para conocer la tierra y sus encantos convertidos en granos de café y en coloridas naranjas; así como para bañarse en los chorritos, esas pequeñas caídas de agua que llenan de música a los espacios de una tierra de clima agradable durante todo el año.
Al hablar de los chorritos, debemos mencionar que es agua que viene del Picacho de Nirgua, aquel punto de la montaña donde uno encuentra grabado en petroglifos las huellas de los Jiraharas ó de los propios Niruas, aquellos que entendieron que sus vidas se desenvolvían entre los suelos fértiles y un paraíso de recursos infinitos, de esos que también tu puedes disfrutar al pasar unos días en las tierras calmadas de Nirgua.
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