lunes, 23 de abril de 2007

TRES VIAJES POR LAS TIERRAS DE LAS LETRAS VENEZOLANAS

Uno definitivamente puede tomar de un buen libro una ruta que recorrer, buscar un destino como el lugar para vivir las más interesantes aventuras, por eso es que cada día estoy más convencido que existen muchos espacios que son parada obligada para los viajeros, porque los mismos fueron el escenario donde se desarrolló la trama de una gran obra o la que inspiro la creación de estas.

Es así como hoy, día del Idioma Castellano, viajaremos a tres destinos, cada uno de ellos escenarios que le dan vida a las páginas de obras literarias venezolanas, aquellas que enriquecen nuestra lengua y cultura.

La primera de las paradas es en el corazón de Venezuela, en el Estado Guárico, porque el lugar a visitar es la interesante población de Ortiz. Este pequeño pero significativo pueblo fue capital del Estado Llanero entre 1874 y 1881, donde hoy solo cumple esa función administrativa pero del territorio del municipio que lleva su mismo nombre. Ortiz fue el escenario que inspiro el tema de la novela “Casas Muertas”.

Llegar a Ortiz es empezar a entrar a los llanos venezolanos, donde se comienza a dejar los bosques de galera para disfrutar de las extensas sabanas. Es su más representativo patrimonio arquitectónico la iglesia de Santa Rosa de Lima, la cual muestra una estructura sencilla pero hermosa, capas de cautivar la mirada de cualquier persona que la visita.

Ortiz tiene ese encanto de pueblo llanero, donde los toros coleados se hacen presentes durante todo el mes de mayo, para celebrar el tradicional Velorio de la Cruz. Ya son cincuenta y dos años de publicarse por primera vez la novela “Casas Muertas” del gran escritor venezolano “Miguel Otero Silva”, y sin duda uno puede ser parte de la historia de esta obra literaria con solo visitar este lugar y seguir los pasos que ahí están.

La segunda parada es en el Campamento Doña Bárbara, en el Estado Apure. Para llegar a ella es necesario hacer un viaje hasta San Fernando, su capital, y de ahí ir hasta Elorza, donde se tomará una embarcación para comenzar a descubrir las emociones de una tierra donde una mujer dominaba a todo aquel que se le atravesaba, esa señora que inspiro a la gran obra de Don Rómulo Gallegos: “Doña Bárbara”.

Este es un campamento que cuenta con treinta y seis mil hectáreas, ideal para los amantes del ecoturismo, ya que la observación de múltiples aves, caimanes, babas, chigüires y anacondas, es posible en este lugar. Se puede hacer un fabuloso paseo a caballo hasta unos medanos que se encuentran antes de la tumba de Francisca Vásquez de Carrillo, dueña de esas tierras, quien se dice salio una noche con todo su dinero y dos de sus peones, y más nunca regreso; pero de algo puedes tener claro que esta mujer que inspiro a Gallegos para escribir Doña Bárbara aun se le escucha caminar por las extensas tierra planas del hato.

El tercer lugar obligado a visitar es Apartaderos, en el Estado Mérida, donde se levanta el monumento de “La Loca Luz Caraballo”, ese personaje que tiene varias historias que el gran poeta Don Andrés Eloy Blanco la convirtió en poesía. Ahí frente aquel monumento, en esa tierra que se encuentra a tres mil quinientos metros sobre el nivel del mar, se puede escuchar entre el cantar del viento los lamentos de esta mujer, que caminaba por esos parajes la perdida de sus cinco hijos, de los cuales se dice que dos se fueron con Bolívar, a su paso por estas tierras para luchar en la batalla que le dio la independencia definitiva a Venezuela. Esto de alguna manera se puede leer en los versos del poeta nacido en Cumana “Tu hija está en su serrallo, dos hijos se te murieron, los otros dos se te fueron detrás de un hombre a caballo”, es por eso que visitar un lugar como este es encontrarse con los escenarios que inspiraron a hombres que aun cultivan nuestra lengua.

Es así como este día se lo hemos querido dedicar a nuestro idioma, celebración que nace para recordar la desaparición física del gran padre de la lengua castellana, Don Miguel de Cervantes, porque un 23 de abril de 1616 el autor de Don Quijote de la Mancha cerró sus ojos con el callado adiós, y en honor a su gran legado fueron dedicadas estas líneas de un viajero aventurado.

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