Un juego de colores entre naranja y rojizo, el viento llevando de un lugar a otro las arenas que conforma ese espacio exótico, ese lugar donde el paisaje simula los increíbles escenarios del desierto del Sahara. Estos son los Medanos de Coro, donde las arenas, el viento y el sol se conjugan para cambiar la forma, la silueta, los colores, el escenario de aquellas dunas que le dan vida a un espacio calido, de toque aventurero, donde uno sueña con encontrar aquellos espejismos que se hacen frecuentes en los hombres que se pierden en el desierto.
De visitar Coro, tiene que pasar por los famosos medanos, lanzarse en la arena, sentir que es parte de ella, disfrutar de ese escenario desértico pero vivo, que lo transportara a sueños de la infancia, que se pueden hacer posibles ahí, donde el sol se siente con fuerza, y donde a lo lejos se puede sentir el olor a mar que es atraído por el fuerte viento.
Son tan mágicos los Medanos de Coro, que en si mismo es un lugar que nos recuerda a la mujer venezolano, ya que su color, su calor y las formas curvas de las dunas dibujan la hermosa silueta de las bellas flores de esta tierra.
De visitar Coro, tiene que pasar por los famosos medanos, lanzarse en la arena, sentir que es parte de ella, disfrutar de ese escenario desértico pero vivo, que lo transportara a sueños de la infancia, que se pueden hacer posibles ahí, donde el sol se siente con fuerza, y donde a lo lejos se puede sentir el olor a mar que es atraído por el fuerte viento.
Son tan mágicos los Medanos de Coro, que en si mismo es un lugar que nos recuerda a la mujer venezolano, ya que su color, su calor y las formas curvas de las dunas dibujan la hermosa silueta de las bellas flores de esta tierra.
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