EL JARILLO: DONDE LAS FRUTAS Y EL PARAPENTE SE COMBINAN DULCEMENTE

El sabor del tierno durazno se hace más dulce y especial cuando lo disfrutas en el rincón alemán de los altos mirandinos. El Jarillo es uno de los pueblos desarrollados por la inmigración alemana que llego a Venezuela en el siglo XIX, y que se dedico a cultivar la tierra.

Fue en el año de 1890 cuando se estableció por primera vez esta población, de la mano de los hermanos Breindenbach, pero su consolidación se refleja cuarenta años después, en 1930.

Lleva el nombre de Jarillo debido a unas flores blancas que nacen de un árbol típico de la zona, las cuales tienen la forma peculiar de un jarrón pequeño o jarrillo.

Una de las principales razones por la que se visita este pueblo es para disfrutar de las más frescas frutas y hortalizas que se cultivan en la zona, siendo los duraznos, higos y fresas las más presentes en esta tierra. Asimismo, El Jarillo cuenta con unos restaurantes pequeños, donde los dulces son su principal especialidad, pero de estar allá no deje de probar el “prote”, un pan elaborado a base de levadura de ñame. Asimismo encontrará pan de zanahoria, auyama, y cualquier especialidad dulce.

Para los que buscan elevar la adrenalina, en este pueblo se puede volar en parapente, y disfrutar así de la más hermosa panorámica de las montañas que conforman el Estado Miranda.

Desde El Jarillo podrá ver el espejo de agua del Embalse Agua Fría, perteneciente al Parque Nacional Macarao, el cual le da una vistosidad a parte de los caminos de este poblado que lo llevan a la Colonia Tovar y hasta El Junquito.

Si de dulces frutas se trata, o de sentir la brisa al volar con la ayuda del parapente, entonces visita El Jarillo y disfrute de un día de distinto a solo cincuenta minutos de Caracas.

Fotografía 2. www.autana.org