¡Muy Feliz Día!, así debe comenzar estas líneas dedicadas a todas aquellas personas que viven el placer de viajar, de recorrer los distintos lugares, espacios y/o escenarios donde el alma se fortalece y el cuerpo se alegra; así como aquellos que dan parte de su vida para hacer cómodo, seguro y sobre todo cordial la estadía del viajero fuera de casa.
Cada 27 de septiembre se celebra en todo el planeta el Día Mundial del Turismo, una iniciativa formidable de la OMT (Organización Mundial del Turismo) que permite reconocer la labor de hombres y mujeres, de comunidades y sociedades enteras que se entregan con alegría y buena disposición a dar el mejor de los servicios para todos aquellos que al menos una vez en su vida deciden disfrutar de un espacio distinto al del hogar.
En el marco de esta celebración es bueno recordar que es importante garantizar que los espacios culturales y naturales que son tan admirados por la mayoría de los seres humanos se mantenga por los siglos de los siglos, que la huella que se deje ahí no signifique una marca irreparable.
En estos tiempos en los cuales se mira con preocupación los cambios climáticos, estos que a su vez están generando destrucción de espacios culturales y la perdida de seres vivos que merecen vivir en paz y armonía en el planeta, uno desea que no siga ocurriendo más, ya que con el pasar del tiempo cada vez es peor, para muestra solo miremos lo ocurrido en 1999 en las costas venezolanas, en espacial el deslave del Estado Vargas, ó el huracán Katrina, el Tsunami de diciembre de 2004, el terremoto de Perú, por solo nombrar los que están presentes en la memoria.
El turismo debe, y tiene que ser, una actividad que permita un equilibrio perfecto entre sostenibilidad ambienta (natural y cultural), equidad social y eficacia económica, para que los espacios donde se desarrolle las empresas turísticas permitan por si mismas a cuidar las playas, los ríos, los lagos, las montañas, los desiertos, las plantas, los animales, los espacios arquitectónicos y artísticos de los pueblos, sus costumbres, su gastronomía; que además contribuya con la participación directa e indirecta de los miembros de las comunidades, generando oportunidades para todos, que se transforme en recursos que se administren adecuadamente en pro del entorno y su gente. El Turismo definitivamente puede ser el camino hacia el desarrollo.
El gran deseo es que en unos 15 años pueda decir a través de este mismo espacio que lugares como Morrocoy, Mochima, Coro, Mérida, el Lago de Maracaibo, el Orinoco, el Caroní, Canaima, la Gran Sabana, Los Roques, Margarita, Chononí, las playas de Vargas y Miranda y el resto del planeta estén mucho mejor que hoy, pero que este planeta respire con tranquilidad, y más aun sus seres vivos.
Para todas las personas quienes trabajamos en pro del turismo gracias y mil felicidades por su valiosa labor, y para todos nosotros los viajeros, hagamos de este mundo el planeta perfecto cuidando los espacios visitados.
Cada 27 de septiembre se celebra en todo el planeta el Día Mundial del Turismo, una iniciativa formidable de la OMT (Organización Mundial del Turismo) que permite reconocer la labor de hombres y mujeres, de comunidades y sociedades enteras que se entregan con alegría y buena disposición a dar el mejor de los servicios para todos aquellos que al menos una vez en su vida deciden disfrutar de un espacio distinto al del hogar.
En el marco de esta celebración es bueno recordar que es importante garantizar que los espacios culturales y naturales que son tan admirados por la mayoría de los seres humanos se mantenga por los siglos de los siglos, que la huella que se deje ahí no signifique una marca irreparable.
En estos tiempos en los cuales se mira con preocupación los cambios climáticos, estos que a su vez están generando destrucción de espacios culturales y la perdida de seres vivos que merecen vivir en paz y armonía en el planeta, uno desea que no siga ocurriendo más, ya que con el pasar del tiempo cada vez es peor, para muestra solo miremos lo ocurrido en 1999 en las costas venezolanas, en espacial el deslave del Estado Vargas, ó el huracán Katrina, el Tsunami de diciembre de 2004, el terremoto de Perú, por solo nombrar los que están presentes en la memoria.
El turismo debe, y tiene que ser, una actividad que permita un equilibrio perfecto entre sostenibilidad ambienta (natural y cultural), equidad social y eficacia económica, para que los espacios donde se desarrolle las empresas turísticas permitan por si mismas a cuidar las playas, los ríos, los lagos, las montañas, los desiertos, las plantas, los animales, los espacios arquitectónicos y artísticos de los pueblos, sus costumbres, su gastronomía; que además contribuya con la participación directa e indirecta de los miembros de las comunidades, generando oportunidades para todos, que se transforme en recursos que se administren adecuadamente en pro del entorno y su gente. El Turismo definitivamente puede ser el camino hacia el desarrollo.
El gran deseo es que en unos 15 años pueda decir a través de este mismo espacio que lugares como Morrocoy, Mochima, Coro, Mérida, el Lago de Maracaibo, el Orinoco, el Caroní, Canaima, la Gran Sabana, Los Roques, Margarita, Chononí, las playas de Vargas y Miranda y el resto del planeta estén mucho mejor que hoy, pero que este planeta respire con tranquilidad, y más aun sus seres vivos.
Para todas las personas quienes trabajamos en pro del turismo gracias y mil felicidades por su valiosa labor, y para todos nosotros los viajeros, hagamos de este mundo el planeta perfecto cuidando los espacios visitados.